Como en vuelo de pájaro me llegan tus ojos
una tarde perfumada por acacias y nardos
y al tiempo que cae la noche
se me van cayendo las vergüenzas
junto con la ropa.
Y van enredándose tus dedos
cual mariposas entre el negro de mi pelo,
mientras un brazo ávido me arrastra hacia tu cuerpo,
igual que en un paso de baile,
jugando con mi cintura.
Un cuerpo que se estremece en otro que lo desea,
bocas cómplices de besos postergados
para pieles inexploradas
con sed de entregas dilatadas
abandonadas a la concupiscencia.
(Publicado por La Loba en http://lobaygallo.blogspot.com/2010/01/la-caricia-tardia.html el 20/01/2010)
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