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Lo que abre el amor, que no lo cierre el miedo.


viernes, 22 de mayo de 2009

Los abrazos



Para volver a tu abrazo
y volver mejorada,
tuve que transitar por abrazos ajenos,
abrazos incompletos,
abrazos vacíos
que sólo servían para acentuar más mi soledad,
mi deseo,
mis miedos.
Abrazos,
sin embargo,
necesarios
para que el tuyo se convirtiera
en el abrazo preciso
y el mío también.


martes, 19 de mayo de 2009

Chau Mario


No sé a dónde habrás ido, sólo sé todo lo que nos has dejado, que es mucho.
El mundo concibió en tí a un hombre diestro con las palabras, un arquero preciso que asestaba con cada letra el corazón de quienes te leímos (leemos, leeremos).
Tu inspiración se multiplicó en la voz de trovadores, en las cartas de los amantes, en miles de poemas sucesivos para los que los tuyos sirvieron de puntapié inicial.
Tu voz unió, alentó, consoló, avivó, alegró, conmovió, pero nunca pasó indiferente.
Un hombre simple, un mortal común, que con su talento supo brillar y cumplir con su única y extraordinaria misión que fue un regalo a todos tus contemporáneos y a los que vendrán.
Para mí sigues brillando, Mario y en mi voz, y mi alma, la tuya seguirá desparramándose.
Hoy te despido con tus propias palabras, imaginando que es eso lo que dices mientras te alejas, pero no para siempre...
¡Gracias poeta!


Chau número tres


Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
seguro sin seguro
te dejo frente al mar
descifrándote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono
estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en ún arbol añoso
de oscuros cabeceos
estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.



(Mario Benedetti)



domingo, 10 de mayo de 2009

Efemérides




Un guerrero de la luz toma decisiones. Su alma es libre como las nubes en el cielo, pero él está comprometido con su sueño. En su camino libremente elegido, tiene que hacer algunos sacrificios. El guerrero es libre. Pero sabe que horno abierto no cuece pan. (Paulo Coelho)


Un día como hoy, hace ocho años, llegaba a España, dejando atrás el país en el que había nacido, un trabajo que me hacía feliz, amigos, tíos y 27 años de historia personal, en aras de algo totalmente incierto.
Con unos pantalones verdes, una camiseta negra y mi abrigo blanco favorito, me subí al mismo avión en el que había trabajado hasta entonces, llevando lo mínimo e imprescindible para mi vida, que no para todos son las mismas cosas. Yo nunca hubiera dejado mis fotografías, ciertos libros, compañeros inseparables, música que no se encuentra más allá del océano, y los cuadros enrollados en un estuche especial.
Salí de Buenos Aires con pasaporte Argentino y entré a Madrid, un día después, con pasaporte Español.
Vine a España a comerme el mundo y así lo hice, para dejar que me comiera también, para morir y renacer mil veces y convertirme en mujer y madre.
Pero aquel día de mayo, cuando cambié el otoño por la primavera, aún no lo sabía.
No imaginaba cómo serían mis primeros días en Madrid. Todo el fin de semana sola, mirando películas que pasaban por televisión y sin poder hacer absolutamente nada más.
Necesitaba descansar mi mente y mi cuerpo y entender que eso era lo mejor que me estaba sucediendo. Estaba tranquila, segura de que conseguiría pronto un trabajo, pero el miedo me atacaba a cada rato, sobre todo con tanto tiempo para pensar.
Pasaba casi todo el día bebiendo mate, como una manera de hacer que la desconexión con mi tierra no fuera tan de golpe, y porque no tenía otra cosa que hacer más que dedicarme a mí misma, pero no podía quejarme de esa situación que formaba parte de una elección que ya había hecho.
Haberme alejado de todas las personas que quiero fue un modo de alejarme de toda demostración de amor que ahora no tenía a quién darle, lo que me generaba una angustia terrible, aún más por las noches, en la soledad de mi cuarto, lejos del ruido de la televisión y de mis compañeras de piso, que ponían todo de sí para que pudiera sentirme bien. Entonces leo a Coelho que me dice: “Tú, en cambio, estás triste, esto prueba que tu alma continúa viva.”
A la semana de llegar a Madrid ya podía sentir que, en cierto modo, pertenecía a la ciudad. Al revés de lo que dicen quienes han emigrado alguna vez, yo no siento no ser ni de aquí ni de allí, sino que soy de aquí y de allí.
La palabra exilio no me gusta, no se adecua a mí, porque nadie me echó de mi país, me fui sola, buscando no se qué, siguiendo una intuición, tal vez buscando un destino, mi propia vida, motivos o, simplemente, a mí misma. Una misión que debía cumplir. Un instinto que seguir como una voz desprendiéndose de mis entrañas que me marcaba el rumbo hacia algo inexplicable.
Llevo a España en la sangre pero soy Argentina y son dos cosas que no pretendo nunca evitar, como no deseo borrar nada del pasado que forma parte de lo que hoy soy. Lo contrario sería renegar de mi propia esencia.
Horacio y la Maga, personajes de la novela Rayuela de Julio Cortázar, me acompañaron durante esos primeros días, ellos en su vida ficticia entre París y Buenos Aires y yo en la mía real entre Buenos Aires y Madrid. En uno de mis recorridos en metro Horacio me dijo: “Sé que un día llegué a Madrid, sé que estuve un tiempo viviendo de prestado, haciendo lo que otros hacen y viendo lo que otros ven…” y yo le robé el comentario para hacerlo mío.
Encerrada en esa angustia de recién llegada, en la incertidumbre de la elección de mi camino, me permití pensar que “nada es para siempre”
La eternidad de las cosas puede agobiarte cuando te sientes efímero, cuando ansías ser libre, romper cadenas y echar a volar.
Horacio me dijo entonces: “…ya para entonces me había dado cuenta de que buscar era mi signo, emblema de los que salen de noche, sin propósito fijo, razón de los matadores de brújulas…” y yo volví a quedarme con su comentario.


lunes, 4 de mayo de 2009

¿Hasta cuándo?


El domingo, en una charla de café, comentaba que el hombre es el más predador de todos los animales y el único que ataca y destruye a su propia especie por puro placer.
Creo que se debe a que somos la única especie del planeta Tierra que poseemos algo llamado "ego" y que, gracias a nuestro intelecto, inventamos otra cosa que se llama cultura, que muchos no saben, ni siquiera, de qué se trata, pero la manipulan para alimentar ese ego.
En psicología, yo o ego (del latín), se define como la unidad dinámica que constituye el individuo consciente de su propia identidad y de su relación con el medio; es, pues, el punto de referencia de todos los fenómenos físicos.
En ciertas culturas, me parece que esa relación con el medio está un tanto distorsionada.
En Irán, Omid Reza Mir-Sayafi, un bloguero iraní condenado por insultos al líder supremo y al fundador de la República Islámica, ha muerto en prisión en circunstancias dudosas.
Os dejo este link para que juzguéis por vosotros mismos...mientras yo me pregunto...
¡¿Hasta cuándo?!

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