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Lo que abre el amor, que no lo cierre el miedo.


martes, 6 de octubre de 2020

Ya ganaste


Si estás manteniendo la cordura en medio de este caos, ya ganaste.
Ya sé que tenés días en los que querés mandar todo a la mierda.
Tenés miedo de soltar el único sueño que te queda, te negás, resistís.
Pero dudás. Perdés la fe.
Hay muchos corazones llorando en este mundo patas arriba.
Se presiente un final, pero no tenemos muy claro cuál. 
Y llorás. Y creés que ya no hay tiempo.
¿Qué Dios avala mi vida?
Puro ruido retumbando en tu cabeza.
El amor... la conciencia... la burbuja de un futuro que no llega, a punto de explotarte en la maldita cara.
¡Al carajo todo!
¿Sabés qué? 
Hacé lo que puedas. Quedate con vos. Soltá las recetas.
Morite y volvé a nacer.
Rompete, porque así se renueva la energía. Así la ola descansa en la arena y llega otra y otra y otra más. 
Si todavía te queda cordura, quedate con vos.
Date la eternidad en este instante.
No esperes nada. No tenés que hacer nada.
¡Dale! Entregate. Decí basta y hacé basta.
Perdete o encontrate.
Todo es Amor. 
Y todo eso sos vos.
Perfecta.

Gabriela Collado

martes, 29 de septiembre de 2020

Debajo de tu locura


Debajo de ese montón de palabras,
de ese montón de ideas, 
conceptos, 
ilusiones,
yace "algo" que no piensa, 
que no habla,
sin conceptos, 
sin juicios,
esperando su turno, 
su momento,
esperando que calles un instante 
y lo dejes emerger.
Desde incontables existencias... 
paciente,
la PAZ 
espera debajo de tu locura.

Gabriela Collado

sábado, 26 de septiembre de 2020

Huele a café


Huele a café.
En algún lugar 
de la memoria, 
de todas las memorias,
huele a café.
Y el olor a café 
siempre es
un buen recuerdo,
aunque sea amargo,
el recuerdo, digo.
Hay personas que 
no sabes como huelen,
aunque las quisiste,
aunque te quisieran,
aunque acabaran 
odiándote
sin sentir tu olor.
Y llega esta mañana 
y huele a café 
en toda la casa
y las evoca 
y se te llena 
de almas la cocina;
es lo que tiene 
el olor del café 
atrae hasta a los muertos.
Y tú sin llegar a meter 
las narices en su cuerpo,
dándote con ellas 
contra el suelo.
Pero llegará alguien 
y hará café 
y en ese instante
cabrán todas las memorias 
y ninguna.

Gabriela Collado

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Querer por antonomasia


Ser vulnerable 
Partirse en dos
En cuatro
En veinte
Partirse y repartirse
Darse 
Abierto
Entero 
Roto 
Para rehacerse
Reconocerse
Nacer 'ancora'
No soy un regalo para el otro
No hace falta llegar brillante 
Flamante 
Integro 
Solo 'bisogna'
Honestidad brutal 
Ser irresistibilemente auténtico 
Ser Amor 
Divinamente humano
Tiernamente torpe 
Por antonomasia
Hay que querer

Gabriela Collado

jueves, 27 de agosto de 2020

Cagada de miedo


Soy hecha a la antigua.
Para mí la palabra es sagrada.
El que la recibe y el que la da, también. 
Creo en los pactos de ojos, de manos, del corazón de la gente buena.
La gente buena que asiduamente ha sido la más golpeada.
Cada cosa que digo es verdad, lo es para mí. 
Jamás ensuciaré mi lengua, mi mente, mi esencia con el sacrilego de una mentira.
Por eso no me asusta la verdad. Cruda y profunda. Ni las tripas, ni los huesos, ni la mierda real de los miedos. A la cara, de frente, humana. La verdad, la tuya.
Sí me acojona el engaño. Mucho. Está lleno de cobardía y con ganas de erigirse proyectil contra cualquiera.
Y sé por qué acojonarse. Créeme. 
La mentira es el peor veneno de todos.
Igual creo. Ahora más en mí. Y siempre voy a creer en vos y prestarte mis ojos para que vos también te creas.
No creo que haya otro modo de mejorar el mundo.
El que somos.
Créeme.
Creámonos.
Creemos.
Creémonos.
Un mundo se desmorona, pero sigue habiendo ojos transparentes en los que sostenerse.
Saber que este juego no ha sido puro cuento.
No creas que no me duele la gente.
Pero tengo un bunker al que llamo templo.
Ahí regreso como a un útero, tomo aire y vuelvo a salir allí afuera, sin que nadie se dé cuenta de qué estoy hecha.
Pocos.
Muchas veces he sentido que nací en una época equivocada.
A veces porque me adelanto a los tiempos.
Otras, me quedo atrás, oliendo a la colonia de mi abuela.
Soy rara. 
A veces no me soporto.
Un volcán en erupción.
Pero, ¡maldita sea!
¡Nunca! ¡Nunca, hubo nada que me quitara las ganas de amar!
Ahora me enjugo las lágrimas.
Me tomo un mate.
Y abro la puerta, cagada de miedo, pero sonriendo, una vez más. 

Gabriela Collado
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