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Lo que abre el amor, que no lo cierre el miedo.


domingo, 25 de mayo de 2008

El paciente cazador


¿Quién podía imaginar, cuando te vi por primera vez, que significarías tanto en mi vida? A lo mejor tú mismo, porque dices que lo sabías.
Sin embargo, más que la primera vez que mis ojos te vieron, recuerdo la primera vez que te vio mi corazón. Yo era una mujer de cuerpo ocupado, aunque mi alma ya volaba en busca de otros derroteros, cuando te vi estar, sólo estar; callabas en un rincón y observabas y creo que lo que me hipnotizó fue ese estilo sereno que te mostraba como un hombre dueño de sí mismo.
No tenías unas manos fuertes, ni una gran sonrisa, ni los ojos claros que siempre han podido conmigo, en definitiva, todas esas cosas que hacen que una se enamore como ocurre un accidente, en el que todas las causas se unen para que suceda lo que no te esperas.
Aquel día empecé a amarte en silencio y de a poco. No sentía que hubiera nada que me quemase que debiera apagar inmediatamente, ni siquiera intentabas hacerte necesario en mi vida; solamente esperabas mientras yo iba acercándome lentamente, como un cazador que entrena su paciencia viendo llegar a su presa. No podía sospechar siquiera que tu rifle ya estaba apuntándome, tan solo intuía mi deseo de encontrarte un día sin estar habitada.
Y quiso la casualidad que fuera, también ése, el primer día que tocaste mis nalgas como quien bebe un vaso de agua, como si supieras lo que sucedía por mis adentros.
A partir de aquel momento vinieron días en los que soñaba que me perdía en tus brazos a la hora de la siesta y empecé a perderme en tus palabras. Tu silencio se volvió elocuencia con la que llenabas el cuenco de mi necesidad de ti.
Para cuando nos cansamos de hablar acabamos amándonos el uno al otro del mismo modo en que amamos la vida, sin límites y con entrega.
La presa finalmente se rendía a su cazador, un cazador que le daba más vida que muerte.

6 comentarios:

Camy dijo...

muy bello maga, es cierto que la mayoría de las veces se tiene el cuerpo ocupado pero el alma ya vuela lejos.¡es tan triste y dolorosa esa sensación!
Cuando alguien "siente" que necesita ser presa del otro poco importa que tenga los ojos de diferente color al deseado, o la altura sea menor, el silencio y la magia que se respira te dice que es él y que es el momento.

Me ha gustado mucho. un beso

Amelie dijo...

Qué bonito, Maga.

Un beso.

Ana dijo...

¡Qué bonito! Ese amor que llega sin darte cuenta, sin buscarlo..., que se forja en la confianza mutua, en la amistad y, de repente te envuelve como ningún otro.

Bsss

Gabriela Collado dijo...

Camy: es así, poco importan los ojos y la altura cuando la magia te envuelve y hace desaparece el resto del mundo.

Amelie: Gracias!

Ana: Me alegran tus visitas y tus coemntarios, también te he enlazado. Un beso!

Tesa dijo...

Muy bonito, pero es la historia de un cazador cazado, la presa no se resiste nada y estaba esperando el acecho.

Gabriela Collado dijo...

Tesa: Gracias. Tienes razón... el caso es que el cazador no lo sabía, porque las presas a veces disimulan demasiado bien....

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