Imaginarme tus dedos caminándome la piel.
Tu mirada conteniendo todas las respuestas que ya
no hace falta que nos demos.
no hace falta que nos demos.
Porque, si de algo pecamos,
fue de no saber qué hacer con la explosión de nuestros sentires.
De enfadarnos con el mundo por poner a prueba
al deseo y los deseos.
al deseo y los deseos.
De intentar jugar a las escondidas con las ausencias
y, de ese modo, agrandar, aún más, las distancias.
Y, paradójicamente, ensañarse en acercarlas más todavía.
No hay nada peor que querer tapar el sol con un dedo…
y quemártelo por porfiado.
Creernos más grandes que los latidos,
que siguen cantando su melodía
…a pesar de nosotros
Entonces sentir el impulso de buscarte desesperadamente allí afuera,
para encontrarte siempre en el mismo lugar… adentro.
Mientras mi cabeza resuena como un cuenco tu presencia…
Porque tus manos siguen tocando lo que no has tocado,
tu boca besando lo que no has besado,
tu aliento inundando lo que ya has llenado.
Y, si ya es difícil añorar lo que nunca se ha tenido,
más espinoso es aún, perder lo que nunca ha sido tuyo
…y ni modo lograr que deje de serlo.
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