
Un hombre tan seguro de si que no tema mi plena realización como mujer y que jamás me considere su rival, sino que seamos eternos compañeros el uno para el otro, amigos del alma.
Un hombre que me proteja de los demás y de mi misma; que conozca mis errores, los acepte y me ayude a corregirlos.
Un hombre que sepa reconocer mis valores espirituales y que sobre ellos pueda construir un mundo.
Un hombre que con cada amanecer me ofrezca una ilusión. Que alimente nuestro amor con delicadeza; para quien una flor entregada con un beso, tenga más valor que una joya enviada con un mensajero.
Un hombre que jamás corte el puente de comunicación y ante quien me atreva a decirle todo lo que pienso, sin temor a que me juzgue o a que se ofenda.
Un hombre que tenga siempre los brazos extendidos para que yo me refugie en ellos cuando me sienta amenazada o insegura. Que conozca su fortaleza y mi debilidad, pero que jamás se aproveche de ellas.
Un hombre que tenga abiertos los ojos a la belleza, a quien lo mueva el entusiasmo y ame intensamente la vida. Para quien cada día sea un regalo inapreciable por disfrutar plenamente, aceptando el dolor y la alegría con igual serenidad.
Un hombre que sepa ser siempre mas fuerte que los obstáculos, que no se amilane ante la derrota y para quien aún los contratiempos sean estímulo y no adversidad.
Un hombre que se respete a si mismo, porque así sabrá respetar a los demás.
Un hombre que goce dando y sepa recibir. Que no tenga miedo de amar ni se envanezca porque es amado. Y que goce cada minuto de amor como si fuera el último.
Anónimo
