Dicen, los que sienten tanto como yo siento, que es un don.
Dicen mis entrañas que bien podría tratarse de una maldición arrastrada de una selva perdida en el tiempo, donde aún permanece el hoyo negro que se me forma cuando te siento.
Si no sintiera tanto como siento, no te sentiría. Y, dicen también, que tengo que sentirte para que te sientas. Se ve que vos también traes otra maldición heredada, la de no sentir. ¿O será un don?
Gabriela Collado
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