Chau, me voy.
Tengo que dejar que te mueras.
Que se muera la magia, el milagro.
Tengo que matar las ganas.
Asesinar el deseo asfixiándolo en el fondo de la noche cerrada y sola.
Vamos a ser como esos cazadores de elefantes, orgullosos de matar algo tan grande y majestuoso.
¿Dónde vas a colgar el trofeo?
Supongo que querrás olvidarlo, pero la cabeza embalsamada del mastodonte se te instalará en cada estancia.
Los muertos huelen, ¿sabes?
Nuestra vida de muertos apesta.
Vamos a ponerle perfume.
Vamos a desafiar a todas las leyes de la naturaleza.
Vamos a ser más Dios que Dios.
Vamos a morirnos en vida antes de que la muerte nos encuentre, así le ganamos.
No, yo no apreté el gatillo.
Tampoco necesito tu dedo para parar la sangre.
Chau.
Gabriela Collado