Vas caminando por el centro comercial, por el supermercado, conduciendo, atravesando la circunvalación con una ilusión a cuestas.
Intentas acomodarla.
Parece que te sienta bien.
Te sientes linda con ella puesta, como un ramo de flores frescas.
Pero algo empieza a oler mal.
Han pasado semanas y pareces un florero olvidado en el cementerio.
Las flores no se arrancan dijo el Principito.
Cuando amas la rosa comprendes el valor del agua.