Quiero zambullirme
en el sueño,
esperando encontrar algo
que me salve,
una puerta a otra vida
con menos esfuerzo.
Busco en el pozo
seco de lágrimas
que no llegan;
necesito que me cubran los ojos,
que laven el espanto.
Escribir me rescata,
siempre,
como si construyera algo,
algo que me pertenece
un mundo del que ser parte.
Otra vez la muerte presente.
El abandono,
la desaparición,
el rechazo,
los finales.
Si acaso no hubiera ya
muerte constante,
que necesita hacerse notar.
Ella sigue pidiéndome lo mismo
y yo...
soy un cristal roto
del que nadie quiere hacerse cargo.
Entonces vendrá descalza,
otra vez,
y no habré podido evitarlo.
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