En el mundo de la sombra se siembra la semilla y crece.
De la negrura profunda se cosecha el alimento, abrigado por el seno de la tierra.
En la opacidad del vientre van gestándose los hijos, antes de que los demos a luz.
Hay un tiempo para andar a ciegas, caminando a tientas, recogiendo llanto.
Es tiempo para crecer la fe, pues sin ella no hay fortuna que gire el destino.
Venimos a recordarte que todo muere, porque nada es para siempre.
No es eterno el dolor, ni lo son las tinieblas; el cambio llega siempre para todos y cada cosa posee un ciclo de declive que le da su fin para que algo nuevo pueda ser.
Afortunado el que posee la llave del cementerio y no teme quedarse a solas entre los muertos. Sólo el sabe cuánta vida hay allí.
A través de los susurros de nuestros muertos invocamos la sabiduría, ellos nos dirán por dónde hay que cortar y cuánto hemos de saber esperar los tiempos.
Perséfone caminó hacia el Hades, pero la tierra no podrá volverse estéril durante mucho tiempo.
Hay primaveras que llegan en pleno invierno.
¡Feliz Samhain!
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